Para ella

En mi opinión, y supongo que será igual para el resto de los hijos, una madre es alguien que te regala la vida. Alguien que desde el minuto uno lucha incondicionalmente por proteger a ese bebé que llora en sus brazos. Es esa persona que poco a poco se convierte en la primera llamada de emergencia de todo niño en apuros, que sabe que en ella encontrará lo que busca. Una madre es una muralla de abrumadoras dimensiones, cuyo más firme propósito es el de transformarse a sí misma en un escudo. Es quien hará todo lo posible por resguardar a su pequeño y hacer de él un hombre. Una madre es un espejo en el que mirarse. Es un referente, un ejemplo en el que apoyarse.

No sé lo que hará la vuestra, pero mi madre, un ama de casa como cualquier otra, ocupa y a la vez genera más puestos de trabajo de los que hay en España en estos momentos. Así es. Mi madre ha sido médico en cada rodilla magullada, chef de alta cocina cada domingo por la tarde y el sargento más temido en cada día de “han llegado las notas”. Los viernes de madrugada es incluso máquina de fichar y, como buena madre que es, conoce a más pajaritos de los que podáis imaginar. Ella es taxista, profesora, arquitecta, camarera, cuando quiere filóloga, y casi cualquier cosa. Y digo casi porque es de todo menos informática. De eso, me temo, no aprenderá nunca.

Beatriz Ulecia Taillefer