Estar
rodeada de gente y sentirte tan sola. Quemarte con un cigarro y no sentir
calor. Llegar, saludar, abrazar, besos que van y que vienen pero en el fondo no
significan nada. Buscar cariño en gente nueva, acudir a la gente del pasado. Pero
nada es suficiente, nada consigue saciarte. A veces, buscas resguardarte en
películas, solo por ver que a otros les va peor que a ti. O simplemente, con la
esperanza de tener la misma suerte que el protagonista y poder vivir tu propio cuento
de hadas. Otras veces, escondes tus miedos en insaciables bolsas de patatas,
panchitos y diversas formas de acabar sintiéndote peor.
Hay
cosas que solo se aprenden con el tiempo. Como que un buen amigo siempre está
ahí, que unos padres, aunque a veces nos cueste entenderlo, solo quieren lo
mejor para ti o que el futuro nos lo labramos nosotros mismos… Y algo que me ha
costado aprender ha sido que el ser humano nunca sabe lo que quiere, por eso se
fija en lo que quiere el de al lado. Todos queremos eso que parece diferente;
eso, que a nosotros nos parece interesante. Aquello que nos rompe nuestros
esquemas y nuestra rutina diaria. Aquello que no responde a nosotros como
esperábamos, que se nos escapa de las manos. Aquello, que nos llama la atención
y nos parece tan tentador a nuestros ojos. Pero si no nos cegáramos tanto e
intentáramos verlo desde un punto objetivo podríamos darnos cuenta que hay
cosas que no valen la pena tanto como pensábamos…
Cristina Cano
Cristina Cano
No hay comentarios:
Publicar un comentario