viernes, 14 de diciembre de 2012

Desde el interior


Estar rodeada de gente y sentirte tan sola. Quemarte con un cigarro y no sentir calor. Llegar, saludar, abrazar, besos que van y que vienen pero en el fondo no significan nada. Buscar cariño en gente nueva, acudir a la gente del pasado. Pero nada es suficiente, nada consigue saciarte. A veces, buscas resguardarte en películas, solo por ver que a otros les va peor que a ti. O simplemente, con la esperanza de tener la misma suerte que el protagonista y poder vivir tu propio cuento de hadas. Otras veces, escondes tus miedos en insaciables bolsas de patatas, panchitos y diversas formas de acabar sintiéndote peor.

Hay cosas que solo se aprenden con el tiempo. Como que un buen amigo siempre está ahí, que unos padres, aunque a veces nos cueste entenderlo, solo quieren lo mejor para ti o que el futuro nos lo labramos nosotros mismos… Y algo que me ha costado aprender ha sido que el ser humano nunca sabe lo que quiere, por eso se fija en lo que quiere el de al lado. Todos queremos eso que parece diferente; eso, que a nosotros nos parece interesante. Aquello que nos rompe nuestros esquemas y nuestra rutina diaria. Aquello que no responde a nosotros como esperábamos, que se nos escapa de las manos. Aquello, que nos llama la atención y nos parece tan tentador a nuestros ojos. Pero si no nos cegáramos tanto e intentáramos verlo desde un punto objetivo podríamos darnos cuenta que hay cosas que no valen la pena tanto como pensábamos…


Cristina Cano 

No hay comentarios:

Publicar un comentario