lunes, 3 de diciembre de 2012

“Dejarse llevar suena demasiado bien”




Dicen que la vida es como una caja de bombones, que nunca sabes lo que te va a tocar, y así es como definiría mi vida en los últimos años.
Copenhague, mi casa en  los últimos tres años. 
¿Por donde empezar? Miles de recuerdos se me vienen a la mente cada vez que me pregunto esto. Memorias desde mi primer día de colegio, un 16 de Agosto de 2009, cuando mis padres me dejaron en la puerta de Norre G, el instituto que fue mi casa por un año. El lugar donde tantas veces expliqué con mi mejor sonrisa que no hablaba danés. Donde no entendía una palabra de lo que me decían y luchaba por seguir una conversación. Pero también donde conocí gente de todos los países del mundo y diferentes estilos de vida que tanto me asombraban…

Hasta el 20 de Junio de 2012, el día que me gradué con mis compañeros de CIS en aquel gran salón de actos de la Organización Mundial de la Salud. Todos vestidos con nuestras capas azules y los gorros con la borla colgando. Estábamos de los nervios. Ya habíamos terminado los exámenes y el momento de la despedida había llegado. Y fue en aquel momento, cuando tiramos el gorro al aire, que finalizamos con aquella etapa. Cada uno empezaría una vida nueva en sitios muy diferentes. Cada uno con nuevas metas y objetivos, pero con una única ilusión, volver a encontrarnos de nuevo.

Por todos esos momentos y mil mas, aun ahora doy gracias por esos tres años que tanto me ayudaron a madurar como persona, y a conocer a gente con la que he pasado momentos inolvidables.
Una experiencia que recomiendo a todo el mundo y que volvería a repetir mil veces más.

Covadonga Dahl Flethes




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