Tim Guenard ha tenido una vida condenada al fracaso, marcada por el odio y la violencia. Tuvo una infancia traumática que comenzaba con la huida de su madre, que le ató a una farola con tan solo 4 años para marcharse sin dar ninguna explicación. Con este lenguaje tan claro y franco comienza su autobiografía: «Mi vida está tan magullada como mi cara. Solo en la nariz tengo 27 fracturas. De ellas, 23 provienen del boxeo, y cuatro de mi padre. Los golpes más violentos los he recibido de quien debería haberme tomado de la mano y decirme "te quiero". Cuando mi madre le abandonó, el veneno del
alcohol le volvió loco. Me dio palizas de muerte antes de que la vida
prosiguiese el juego de la masacre. He sobrevivido gracias a tres sueños:
lograr que me expulsaran del correccional en el que me habían ingresado –una
hazaña nunca consumada hasta entonces–; convertirme en jefe de pandilla; matar
a mi padre. He realizado estos sueños. Excepto el tercero. Faltó el canto de un
duro...»
La última paliza que recibió de su padre fue con cinco años
y pasó tres en el hospital sin poder andar. Sin recibir una sola visita de
nadie, ni familiares, ni nadie que pudiera conocerle. Tim, logró andar debido a
su fuerza de voluntad, quería poder
andar para matar a su padre. Imaginar el odio y el repudio que le generó las
situaciones que en su corta vida había vivido. El odio era su “gasolina” como
cuenta en el libro, era el carburante que le movía.
Estuvo en un orfanato
y después pasó por varios reformatorios a cada cual más estricto. Cuenta que al
principio tenía miedo, los otros jóvenes del reformatorio le pegaban y le
robaban la comida hasta que: “un día, no sé porque, decidí que quería comerme
mi comida y le clave el tenedor al otro chico. Desde entonces nadie me robo
nada” Descubrió que para sobrevivir en ese mundo, tenía que ser el más fuerte.
Tim se convirtió en el recluso más violento y líder de una banda de la cárcel.
Con 12 años logró
escaparse y huyó a París donde paso un año y medio durmiendo al pie de la Torre
Eiffel y refugiándose de la lluvia en garajes de bicis. Con 13 incluso se
prostituye en las calles de Paris para sobrevivir. Vuelve al reformatorio y
conoce a una jueza que le ofreció su
primer trabajo. Durante toda su vida, nadie le había valorado, los jueces que
trataban su caso le daban por perdido. Dice que esta mujer, fue la primera que
le demostró algo de amor, y que le dio fuerzas para luchar contra su nefasto
destino que tantos otros le habían augurado.
Tim Guenard hace
referencia a varios personajes que ha conocido a lo largo de su vida, entre
otros, la juez, o quizá el más
importante para él, el padre Thomas, que le inculcó los valores de la
religiosidad y le enseñó a querer la vida y a perdonar.
En la actualidad, Tim Guenard vive con su mujer y sus hijos
en Lourdes , donde acoge a personas con sus mismos problemas . Además se dedica
a dar charlas por todo el mundo contando sus experiencias para que sirvan de
ejemplo.
Os recomiendo que leáis este libro, es el ejemplo de que se
puede superar cualquier situación por muy difícil que sea.
Alberto Torres.
"Más fuerte que el odio" escrito por Tim Guenard.